Biografía del autor
Raúl Fornet-Betancourt nació en 1946 Holguín
(Cuba), doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Salamanca y doctor
en Filosofía con la especialidad en Lingüística y Teología por la Universidad
de Aachen, miembro activo de la Sociedad Europea de la Cultura, la Sociedad
Filosófica de Lovaina, la Sociedad Filosófica Intercultural, la Asociación de
Filosofía y Liberación (AFYL, México), la Sociedad de Hispanismo Filosófico
(Madrid), de la ADLAF, Alemania) y de la Sociedad de Filosofía Intercultural.
En un primer momento el "entramado" más
profundo de su pensamiento, estuvo influido por figuras como Sartre, Foucauld y
Lévinas —con quienes pudo contactar personalmente—. Su trasfondo está marcado
por la presencia de José Martí y Carlos Marx. Posteriormente, inciden en la
conformación de su pensamiento, autores del mundo de la filosofía
hispanoamericana, cabe citar entre ellos a: José Vasconcelos, Antonio Caso,
Leopoldo Zea, José Gaos, Agustín Basave, Luis Villoro, Alberto Wagner Reina,
etc. Por último, su filosofía se vio impactada por el proyecto de la Teología
de la Liberación, representado por teólogos como Gustavo Gutiérrez, Leonardo
Boff, Juan Carlos Scannone, así como la Filosofía de la Liberación de Enrique
Dussel; autores todos ellos con los que mantiene un diálogo vivo.
Ha dedicado varios años a profundizar en diversos
aspectos filosóficos y sociales del pensamiento martiano, que cristalizan en un
conjunto de publicaciones, muy sugerentes pues muestran un pensamiento
inculturado en la realidad americana y transformador de sus condiciones
socio-culturales. Asimismo, éste permite esclarecer y abrir caminos de futuro
para comprender la problemática de la realidad latinoamericana. [[1]]
Cuando nuestro autor utiliza la expresión "El
tiempo se ha vaciado” lo que quiere decir es que ahora se ha
expropiado el tiempo, que vivimos un tiempo adverso, no tiene otro sentido ni
función que presentizar la secuencia de la hegemonía; este tiempo vaciado corre
al compás del capital de sus mercancías, sin carga de memoria histórica, sin dolor, sin liberación, vaciado
de vivencias humanas, no refleja las luchas históricas por la humanización del
hombre, vaciado de la humanidad y sus esperanzas.
Un tiempo que no quiere reflejar que la humanidad ha
acumulado liberación, vendrá a ser un tiempo del calendario del capital, del
exilio de la esperanza, un tiempo que alimenta al hombre con expectativas y
ordenes programadas pero lo vacía de todo lo demás.
Para Fornet, la "revolución" sigue
como un término vigente pues esta nos transmite una densidad histórica que contrastan
con la frivolidad del tiempo actual, nos habla de esperanzas, nos hablan de un
tiempo rápido, de una esperanza siempre
presente. Sin embargo tanto revolución como humanismo crítico son conceptos
problemáticos y controvertidos, van a ser ambos tomados como indicadores
fenomenológicos de otro plano de realidad. La revolución aparece como el método
histórico requerido para la realización de su mismo programa:
1.
Porque
reconocer el bien y la verdad del humano implica la dignificación de las
condiciones sociales, materiales y políticas de la vida humana.
2.
Porque
la verdad y el bien del humano necesitan complementar esa tarea de la
dignificación haciendo a cada hombre un dignatario de la dignidad humana (no
destinatario).
3.
Porque
se necesita de una articulación social y política de un proceso de formación
ética que ponga los valores de la solidaridad, dignidad y justicia para
comprender que la libertad humana es verdaderamente humana cuando es libertad
con conciencia.
Al hablar de "humanismo crítico" quiere
hacer referencia a aquella memoria histórica con que está relacionada con la
humanidad, es este humanismo el que debe mediar entre revolución y filosofía
intercultural, abriéndose a pensar la revolución como proyecto de humanización.
El humanismo critico se levanta contra el orden del humanismo
hegemónico, parte de la experiencia de la negación de lo humano, procurando ser
fuente de convergencia para el dialogo de culturas a favor de mejorar lo humano,
convirtiéndose así en hilo conductor para una verdadera y profunda
transformación de la vida del presente histórico; en este humanismo crítico se condensa
la lucha del hombre y la mujer por tener vida verdadera, justa y buena.
Es un humanismo orgánico, empieza con la visión judeo-cristiana
recuperada por Marx pasando por una serie de eventos y circunstancias que implica
que la búsqueda de humanidad, la búsqueda de una humanización, este humanismo necesita
un horizonte infinitamente abierto, por eso crítico, porque no cierra el tiempo
al acontecer humano, va a buscar en lo humano un proceso abierto de
perfeccionamiento moral y ético del ser humano para este fin va a valerse de la
tradición entendida como movimiento teórico y social que se levanta como
consecuencias de alternativa histórica ante el modelo capitalista y ante la
antropología que está en los fundamentos del capitalismo, antropología del
hombre que rompe los vínculos naturales.
Cuando apunta a la filosofía intercultural va
mencionar como fundamentos o como elementos esenciales a ella:
1.
El
ser consciente de que para cumplir el compromiso histórico tiene que ser
testigo crítico de la memoria historia de la liberación de la humanidad,
aprendiz de la realidad ponerse al a escucha atenta del llamado mundanal ruido
de los revoltosos, de los pobres oprimidos pues aquí es donde se da manifiesta
la verdadera densidad de la historia.
2.
Esta
llamada a revisar las formas tradicionales en que se han planteado la relación
entre la reflexión filosófica y la política, comprendiendo que hacerse cargo de
que la política no es un algo externo
sino una dimensión constitutiva de su modo de saber.
3.
Además
ha de poner de manifiesto que la mentira y la maldad de la negación del otro
son doblemente perversas, porque se niega la unidad del género humano, se niega
la capacidad del otro para enriquecer con sus diferencias. Así como profundizar
el reclamo del humanismo crítico, es un cogenerador de humanidad.
4.
Hay
que decir que esta filosofía intercultural será el método del humanismo crítico.
La historia ha de contarse desde "la lucha por la libertad de los oprimidos", quiere
decir que, su compromiso está (debe estar) de parte de estos, responde al
llanto y grito del mundo de los que sufren, pues como dijimos
anteriormente es en los pobres y
oprimidos donde se da manifiesta la verdadera densidad de la historia. Esta
lucha por la libertad de los oprimidos busca una re-fundación del mundo, el
hilo conductor de su racionalidad es la pregunta por quienes están siendo
estafados y ganados por la mentira del sistema.
Podemos hablar de una serie de prácticas emancipadoras a
favor de los condenados de la tierra, pues no se puede hablar de los oprimidos
como categoría, se tiene que hablar desde ellos mismos, sus proyectos propios.
Los pobres y oprimidos no son un problema a resolver, si no
la perspectiva de realidad histórica que anuncia que el mundo y la humanidad
puede girar sobre otro eje que no son el capital y la riqueza.
Ensayo
Cuando hablamos de filosofía, hablamos de un quehacer que
busca que el hombre pueda a través de la comprensión ser realmente libre y
poder responder a las preguntas más fundamentales de su existencia. Pero partiendo
del postulado de Fornet cuando dice: “la filosofía
requiere voluntad de verdad y voluntad de bien” creo que expresa con total
claridad lo que ha de ser esta ciencia, pues ella ha de partir desde un
compromiso de verdad y bien, pues si dejáramos estos elementos por fuera
considero que no tendríamos una auténtica filosofía.
Pues como el mismo autor nos dirá, la filosofía se fragua contextualmente al filo de las experiencias
concretas en la lucha por la verdad de las cosas y el ordenamiento hacia el
bien; la verdad no se puede traducir a un acto formal, le es constitutiva
una dimensión practica y es así como la filosofía en la búsqueda de la verdad
es práctica de justicia y bondad, es amor a la verdad, no hay verdad sin
ajustamiento. Respecto al bien y la filosofía hay que decir que ella no podría
pactar con un orden criminal, el bien forma parte de su saber, se erige como
guardiana de la liberación de la humanidad; así le corresponde contradecir todo
aquello que vacié la historia humana de los ideales, tiene como tarea desmentir
la malicia de la época.
Pero esta filosofía, estos ideales no pueden quedarse como
algo etéreo, debe encarnarse en la vida de los hombres por eso su compromiso
personal(el de la filosofía) es compromiso personal de los filósofos, la filo
hace lo que nosotros hacemos, la calidad de la filo se mide por la calidad de
lo que nosotros hacemos, entonces vemos que es también una exigencia de
encaminar el camino del ser humano por el bien y la verdad, tarea nada sencilla
para estos tiempos, pero un reclamo que también surge en el individuo desde los
más profundo de su ser, no buscar el bien y la verdad es un reclamo, es una crítica
a la misma existencia.
No podemos engañarnos, no podemos pretender ser o aparentar
ser, hay que ser realmente, verdaderos y buenos, en contraposición a un mundo
que nos presenta todo lo contrario, sin verdad, sin bondad, sin un ser humano
comprometido en buscarlas, descubrirlas
y vivirlas la filosofía será un hermoso ideal, una idea y nada más.
[1]
Vallescar, D (2000) El hombre y su obra. Recuperado el 18 de octubre de 2016 de
http://www.ensayistas.org/filosofos/cuba/fornet/introd.htm
Video: Aporte realizado por Raúl Fornet-Betancourt en la XXXI Semana Gallela de Filosofía, 2014
Video: Aporte realizado por Raúl Fornet-Betancourt en la XXXI Semana Gallela de Filosofía, 2014
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